Las ideas del hombre romántico se centran en la rebeldía y el egocentrismo. Se rebelan contra cualquier cosa que les impida la expresión del propio yo.
Manifiestan sus ansias de libertad en todos los sentidos y se pierde la fe en que la razón pueda explicar y ordenar el mundo, por lo que surge un nuevo espíritu idealista que exalta la inspiración por encima de la razón.
Predomina el subjetivismo (tener opinión de las cosas solo como las ve uno mismo) y el idealismo aunque, a veces, no se corresponda con la realidad. Por ello, con sus personajes muestran una constante rebeldía frente a todo.
Surge el desengaño y la desesperación como consecuencia entre su pensamiento idealista y la realidad que les rodea, y por esto, lo máximo del Romanticismo es que solo lo bello es verdadero.
Los románticos aprecian los valores nacionales, las tradiciones populares y el folclore de cada país recuperando su pasado. En España, esto contribuye a la recuperación del gallego y en catalán en la literatura.
En resumen, el Romanticismo es una protesta contra el mundo burgués que surgió del nuevo orden de la Revolución francesa.
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